21 jóvenes de Navalmoral, que recibirán este año el sacramento de la Confirmación, viajaron el pasado 30 de abril, en peregrinación al Santuario de Fátima, acompañados de sus catequistas y familiares.
En total 59 personas formaban el grupo de peregrinos que han acudido al Santuario de la Virgen de Fátima, un encuentro que esperaban poder celebrar desde hace tiempo con muchas ganas e ilusión.
Viajaba con ellos también, el diácono permanente y responsable de Confirmación de la Unidad Pastoral Parroquial de Navalmoral, Óscar Salgado, que relata el viaje y las sensaciones vividas, algo en lo que el diácono tiene una larga experiencia y que explica con sus propias palabras «Son muchos los años que llevo acudiendo a Fátima (desde los catorce y tengo 43 y solo he faltado dos años) y una cosa tengo muy clara: en Fátima cada día, en cada peregrino se produce un milagro. Nuestra madre del cielo nunca defrauda y te deja una huella imborrable».
Relata Oscar, cómo para hacer más entretenido el viaje aprovecharon las horas de autobús para entre otras cosas contar la historia de las apariciones de Fátima y preparar canciones. A las 13:00 (hora portuguesa) llegaron al hotel y juntos fueron a comer, hasta que tras una breve catequesis «llegó el momento que tanto habíamos esperado: poder rezar mirando a los ojos de la Virgen María en la Capelinha. Fueron unos minutos de paz y consuelo, de alegría y emoción, de fe y acción de gracias ante esa bendita imagen que tanto amor transmite a diario a centenares y centenares de peregrinos».
«Después del saludo a María, dimos una vuelta a la explanada, visitando y comentando las dos basílicas, la propia plaza y las nuevas capillas subterráneas, haciendo una parada en la de la confesión y en la de la adoración eucarística perpetua». A las 19:15 horas participaron en una misa en español, en la que Óscar «tuvo la gran suerte de estar junto a la virgen durante toda la eucaristía» y que además fue una misa con una importante presencia de extremeños, ya que también asistieron varios grupos de parroquias de Badajoz.
Tras la cena, asistieron a la procesión de las antorchas, que dejó a todos «impresionados por la belleza de esa gran explanada iluminada por la santa cruz, la imagen de la virgen (que se alzaban por encima de todos los presentes) y las velas que los fieles portamos en nuestras manos».
El día 1 de mayo, Día de la Madre, «recorrimos y rezamos las catorce estaciones del viacrucis. Cada estación fue leída y comentada por un joven, participando todo el grupo. Al llegar al calvario hicimos una Celebración de la Palabra terminando con una consagración a la santísima virgen» y una vez acabada, los catequistas y Óscar, entregaron un diploma con la consagración y un rosario a cada confirmando. «Fue una celebración muy sencilla, pero muy especial para todos los que participamos en ella tanto jóvenes como familiares, en la que más que una lágrima de emoción corrió por las mejillas de los presentes. Éramos afortunados de estar en aquel lugar y consagramos a la Virgen un día tan especial como es el Día de la Madre.»
Tras visitar la Casa de los Pastores y regresar al santuario para despedirse, inicaron la vuelta muy satisfechos de la experiencia vivida y algunos dispuestos a volver el próximo año, aunque ya estén confirmados.