La Lluvia de las Oriónidas es una lluvia de meteoros, habitualmente llamados «estrellas fugaces», que son fragmentos del cometa Halley, y que sucede todos los años entre el 2 de octubre y el 7 de noviembre. Su tasa de actividad es moderada, de entre 15 y 70 meteoros por hora, y una alta velocidad, 66 kilómetros por segundo.
Entre los meses de octubre y noviembre, la Tierra atraviesa cada año una región del espacio plagada de escombros, que se desprendieron del cometa Halley durante sus órbitas alrededor del Sol.
Las lluvias de meteoros parecen surgir de un único punto, denominado radiante. Las oriónidas reciben ese nombre debido a que su radiante se ubica en la famosa constelación de Orión, 40º norte, el radiante de las oriónidas se sitúa por encima del horizonte desde la medianoche hasta el amanecer.
Restos del cometa Halley
Desde el Instituto Geográfico Nacional explican que, los meteoros de las oriónidas son fragmentos del cometa Halley, un cometa que orbita alrededor del Sol cada 76 años y que en la Tierra vimos la última vez en 1986.
Por estas fechas, la Tierra atraviesa todos los años un anillo poblado con los fragmentos desprendidos de dicho cometa y cuando uno de esos fragmentos, o meteoroides, entra en contacto con la atmósfera terrestre se calcina por la fricción con el aire, creando así el resplandor luminoso que conocemos como meteoro o estrella fugaz. El cometa Halley también es el origen de otra lluvia de meteoros, las eta acuáridas, que pueden visualizarse en torno al 6 de mayo.
Aunque, este 2024, la luminosidad de la luna podría dificultar la visión de las oriónidas, para observarlas debemos seguir las mismas pautas necesarias para ver y disfrutar con cualquier otra lluvia de estrellas, es decir, nos situaremos en un punto alto y despejado, que se encuentre lejos de cualquier punto de luz, para evitar así la contaminación lumínica, nos abrigaremos bien, que por las noches ya hace frío, y esperaremos a que la madrugada sea generosa con la lluvia de estrellas.