Las obras de restauración de la cubierta y el artesonado de la iglesia parroquial de Santa Catalina, en Romangordo, uno de los ejemplos más destacados del estilo mudéjar en Extremadura, han finalizado.
Con una inversión total de 681.869,35 euros, de los que el Ejecutivo regional ha financiado 200.000 euros, esta actuación se enmarca en el convenio de colaboración suscrito entre la Consejería de Cultura, Turismo, Jóvenes y Deportes de la Junta de Extremadura y el Obispado de Plasencia.
El templo, declarado Bien de Interés Cultural, BIC, con categoría de monumento en 2020, presentaba un grave deterioro en su estructura. El hundimiento de varias vigas y el riesgo de colapso amenazaban la estabilidad del conjunto, poniendo en peligro la conservación del valioso artesonado mudéjar de esta iglesia, datado entre finales del siglo XV y principios del XVI.
La intervención se ha desarrollado en tres fases consecutivas. Primero, se protegieron los bienes muebles del interior y se instaló un sistema de andamiaje y sobrecubierta para trabajar en condiciones seguras. Posteriormente, se acometió la restauración y consolidación del artesonado, tarea ejecutada por especialistas acreditados que devolvieron estabilidad y valor estético al conjunto. Finalmente, se construyó una nueva cubierta con cerchas de madera, aislamiento térmico y reposición de la tradicional teja árabe.
La Iglesia se cerró al culto en enero de 2023
El obispo de Plasencia, monseñor Ernesto Brotóns Tena, tras visitar la iglesia de Romangordo, en 2023 tomó la decisión, consensuada con el alcalde de la localidad, el párroco y el arquitecto de la diócesis, de cerrarla para evaluar los daños que afectan a su cubierta, evitar que el templo continuase deteriorándose y evitar el peligro que suponía que se produjesen desprendimientos y ocasionasen daños personales.
Artesonado mudéjar de gran valor
La Iglesia es Bien de Interés Cultural desde 2020 y en ella destaca el artesonado mudéjar que cubre la nave principal y que está considerado como uno de los mejores de Extremadura. Su primer tramo, el que cubre el presbiterio, lo forma una armadura ochavada mudéjar con ocho faldones unidos por limas que convergen en el harneruelo octogonal del que pende un mocárabe. Los cuatro tramos restantes se cubren con techumbres ochavadas de limas mohamares.
Mediante esta intervención, la iglesia de Santa Catalina, muestra nuevamente su esplendor arquitectónico y artístico.
