Cómo se consigue una victoria

Está todo el país feliz y emocionado por la décima victoria de Nadal en el Roland Garros. Pero esto no es casualidad. Para llegar aquí ha tenido que superar múltiples lesiones físicas, dolor y retiradas.

Es como la vida misma con sus altibajos y reveses. Para llegar a conseguir la décima ha tenido que afrontar el dolor, la derrota, la falta de capacidad física, la incertidumbre en el futuro. Ya en 2005, debido a una lesión, le indicaron los médicos que su pie no podría soportar la tensión de los partidos.

Tenemos voz y voto en nuestro futuro. Cuántas historias hemos oído contar en las que un profesor augura un fracaso a un alumno y esto, afortunadamente, no se ha cumplido. Cuántos cohetes se lanzaron al espacio antes de que el hombre consiguiese llegar a la luna.

Pero los contratiempos y los fracasos no produjeron el abandono. Cuando aparece un problema hay que buscar una solución. Nadie soluciona un problema que no tiene o no cree tener. Lo primero, pues, es ser consciente de que se tiene un problema. Cuando esto está claro podemos buscar soluciones, cuantas más mejor. Posteriormente las analizaremos, valoraremos los pros y los contras y nos decidiremos por una que pondremos en práctica. Pero no hemos acabado, debemos valorar su resultado y si nos parece satisfactorio, problema resuelto; pero si no es así, debemos regresar al montón de soluciones, volver a elegir, poner de nuevo en práctica y valorar el resultado hasta que podamos decir que el problema está resuelto.

El éxito no es fruto de la casualidad es fruto del esfuerzo, tesón y pasión. O ¿alguien cree que Bill Gates creó Microsoft en su primera semana de trabajo?. Pues no. Trabajó muchas horas, tuvo que pleitear…. Ninguna vida es perfecta (en su infancia acudió a terapia durante un año y medio).

Cuando se enciende un piloto en el coche podemos hacer dos cosas, ignorarlo (entonces un día el coche se parará y no funcionará y tendrá arreglo o no y a qué coste…) o llevarlo al mecánico, buscar en google el significado de la lucecita… En fin, un problema que necesita solución. Si mi vida es un coche y yo quien lo conduce, también soy quien toma las decisiones y dirige el volante, el acelerador y el freno. Si se enciende un piloto, si aparece un problema yo decido si se soluciona o no. Soy yo quien toma las decisiones en mi vida. SOY RESPONSABLE DE MI VIDA. Decido hacia dónde me dirijo, cómo lo hago y cómo salvar (o no), los obstáculos y contratiempos que aparecen.

Es bueno aplaudir los éxitos de los demás y es positivo tener modelos adecuados y con valores positivos, pero no debemos olvidarnos cuando estamos aplaudiendo, de lo que hay detrás de una victoria, muchas horas de trabajo y no rendirse nunca ante la adversidad.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio