La escritora morala Noemí García Jiménez presenta «La Placiente Espera», su nueva novela histórica ambientada en el año 1412, que forma parte de la trilogía «Una ciudad para Tres Culturas».
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«La paciente espera» es la primera novela de la Trilogía «Una ciudad para Tres Culturas», que termina con «Tisanas para el mal de amor» (2015).
LA PLACIENTE ESPERA
Sinopsis: En el año 1412, Alonso conoce por casualidad a Jaim. Ambos han nacido y viven en Plasencia, placet deo et hominibus, uno junto al Alcázar y el otro en la Mota. Su convivencia es tranquila, hasta que las medidas tomadas en Ayllon establecen el apartamiento de los judíos en el barrio de la Mota y la posterior partida de Jaim, buscando un sitio donde vivir en paz, no lograrán poner fin a la amistad entre ellos. El día de su marcha, a Alonso solo le queda la esperanza de volver a encontrarse.
En la novela se mecionan también poblaciones de La Vera (Valverde de la Vera, Losar…); el Campo Arañuelo (varios pueblos y la Iglesia de Santa María/Torre de San Gregorio).
La Placiente Espera es la segunda novela de la trilogía, Una ciudad para Tres Culturas, (la primera según la cronología de los hechos narrados).
TRILOGIA: Una ciudad para Tres Culturas.
El hilo conductor de la trilogía es Toledo. Esta ciudad es conocida entre otras cosas,como la ciudad de las Tres Culturas, debido a la convivencia pacífica durante siglos de cristianos, musulmanes y judíos. Todos los pueblos que han configurado la historia de España dejaron su impronta en ella.
Sin embargo, no es la única en la que convivieron las Tres Culturas. Plasencia y Granada son otras de esas ciudades.
La primera novela publicada fue: Tisanas para el mal de amor (2015), de la que ahora hay disponible una segunda edición revisada, en la que la autora ha aumentado el número de dibujos.
Sinopsis: Inés del Pozo, considerada la mayor hechicera de la ciudad de Toledo, regresa a su ciudad natal tras haber cumplido la condena impuesta por el Tribunal del Santo Oficio, en el Auto de Fe celebrado en Madrid en julio de 1632. Durante sus años de destierro en Granada, no ha dejado de pensar un solo día en su ciudad y las personas que allí quedaron tras su partida. Cumplida la pena solicita a sus superiores poder ir a despedirse de Toledo. En solo tres días, muchos son los recuerdos, los olores y las imágenes añoradas, las sensaciones y los recuerdos pasados, que reaparecen, junto a un profundo sentimiento jamás olvidado.