La Voz Más Alta

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TANCOSIFICA

«La Voz Más Alta», por Alejandro Tanco

El pasado martes terminé de ver La Voz Más Alta, miniserie en la que un maravilloso Russel Crowe encarna al fundador de Fox News y uno de los hombres más poderosos de Estados Unidos, Roger Ailes.

La creación cinematográfica va más allá de presentarnos una mínima biografía y nos muestra un Ailes real, un Ailes perspicaz, visionario y osado capaz de exprimir esas virtudes en beneficio propio sin atender a licitud ni legalidad alguna.

Ailes es un hombre que se presenta como conservador, nacionalista estadounidense y de familia y esa es la imagen que refleja ante la sociedad mientras dándose palmadas en el pecho abusaba sexualmente de sus empleadas y futuras trabajadoras, acosaba laboralmente a la plantilla y urdía planes que, primero impidieran un gobierno demócrata de Obama y después llevaran a Donald Trump a la presidencia de EE.UU.

Y es aquí donde comienza la historia de verdad. Roger Ailes había fundado un canal de noticias muy de derechas e intentó todo para acabar con Barack Obama dando comienzo a un nuevo tipo de periodismo y de estrategias de márketing.

Antes de que Obama ocupara el despacho Oval y a fin de que no lo consiguiera creó una serie de noticias falsas. Una serie de noticias contra su persona, su procedencia e incluso algunas que le vinculaban, al menos socialmente, al terrorismo islámico. Posteriormente lo haría contra las acciones de su gobierno con acusaciones falsas de corrupción o de otras que nunca se iban a ejecutar.

Los debates televisivos se convirtieron en shows en los que los contertulios carecían de datos y no contrastaban la procedencia de la información “Si una noticia es falsa, pero muchos medios hablan de ella, el Time también tiene que hacerse eco de ellas convirtiéndose en verdad por arte de magia” “Nosotros no informamos, creamos las noticias” son algunas de las frases que el multimillonario fundador de la FOX repetía a sus trabajadores una y otra vez.

Finalizado el mandato de Obama y aunque llevaba años creyendo que era el candidato republicano ideal, impulsó a una figura carismática por su excentricidad, comportamiento moral y salidas de tono; Donald Trump y a pesar de ser consciente del talante de este señor, le hizo ganar las primarias y luego las elecciones presidenciales. (Éstas últimas en gran parte. Fue despedido antes).

El problema no es que elevara al de la rubia peluca al Olimpo norteamericano, sino que este modelo, que genera dinero a espuertas aunque destruya sociedades, ha sido implementando en muchos otros países aprovechando esas crisis que hacen nacer falsos profetas, que crean paraísos denostando principios básicos de convivencia potenciando la xenofobia, la aporofobia y la misoginia.

Hoy, vemos como varias cadenas españolas presentan debates políticos en la que los contertulios van a verter opiniones, no información. Vemos como las Fake News están a la orden del día y da igual que se traten de combatir, la gente las quiere creer y las cree y vemos como los Bolsonaro, Trumps y Salvinis de turno van cogiendo las riendas de un mundo cada vez más deshumanizado.

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